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Para la gran mayoría, las heces de animales no son más que eso, heces. Y por supuesto, lo son. Pero lo cierto es que son también una importante materia prima para producir energía. En la planta de Zerbst, cerca de Berlín, las heces de las gallinas o los excrementos de las vacas o los cerdos, se convierten en biogás. Chris Döhring es el propietario del lugar, y conoce muy bien la valía de lo que hace. “Cada día de trabajo producimos el gas equivalente a un camión cisterna con 20.000 litros de petróleo”, explica orgulloso Döhring. Lo cierto es que, ahora mismo, Alemania necesita urgentemente gas…