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La sangre caliente es un rasgo clave de los mamíferos, pero ha sido un misterio cuándo nuestros ancestros la desarrollaron. Un nuevo estudio publicado en la revista ‘Nature’ sugiere que el tamaño de las estructuras diminutas del oído interno puede ser una vía para saber la temperatura corporal de un animal fósil. El fluido de los oídos se vuelve más fluido a temperaturas más altas, por lo que los animales con cuerpos calientes no necesitan canales tan grandes para que fluya y resulta que los ancestros de los mamíferos se volvieron de sangre caliente casi 20 millones de años más tarde de lo que…